Cuando era niña, no había apenas productos sin gluten en el mercado, era mi madre la que me hacía magdalenas, bizcochos, etc., para que pudiera comer. En el colegio mi almuerzo siempre era diferente. No me hacía mucha gracia pero me acostumbré a esa situación.
Siendo preadolescente me iba con mis amigos al burguer o a una pizzeria y yo no tenía ningún problema en verlos comer mientras yo me tomaba una coca-cola, eso sí, si tenía hambre yo me compraba patatas fritas, pero a lo que voy es a que no me importaba no poder comer "estaba acostumbrada" a no poder acceder a lo mismo que los demás, para mi no era un problema ser "diferente". Así era mi vida.
Eso es exactamente lo que quiero que aprenda mi hija, ella tiene de todo lo que le gusta para comer, pero también procuro que sepa y sea consciente de que nos guste o no, es diferente a la mayoria a la hora de comer y en las situaciones en las que se reparten caramelos o hay alguna merienda, yo no me mato por llevar algo igual o parecido a lo que van a comer otros niños, ella tiene caramelos o tiene su merienda pero no como la de los otros niños, tiene que aprenderlo, así como la posibilidad de que no haya nada en ese momento que ella pueda comer. Sino qué pasará cuando de repente se encuentre en una reunión de amigos, cuando sea más mayor, y vea que no puede comer nada de lo que hay. No estará acostumbrada a sentirse diferente, querrá ser como los demás...
Bueno, simplemente quiero intentar evitar esas situaciones en la adolescencia, epoca de mayor rebeldía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario