lunes, 21 de diciembre de 2009

LO QUE PROCURO ENSEÑARLE A MI HIJA

Cuando era niña, no había apenas productos sin gluten en el mercado, era mi madre la que me hacía magdalenas, bizcochos, etc., para que pudiera comer.  En el colegio mi almuerzo siempre era diferente.  No me hacía mucha gracia pero me acostumbré a esa situación.

Siendo preadolescente me iba con mis amigos al burguer o a una pizzeria y yo no tenía ningún problema en verlos comer mientras yo me tomaba una coca-cola, eso sí, si tenía hambre yo me compraba patatas fritas, pero a lo que voy es a que no me importaba no poder comer "estaba acostumbrada" a no poder acceder a lo mismo que los demás, para mi no era un problema ser "diferente".  Así era mi vida.

Eso es exactamente lo que quiero que aprenda mi hija, ella tiene de todo lo que le gusta para comer, pero también procuro que sepa y sea consciente de que nos guste o no,  es diferente a la mayoria a la hora de comer y en las situaciones en las que se reparten caramelos o hay alguna merienda, yo no me mato por llevar algo igual o parecido a lo que van a comer otros niños, ella tiene caramelos o tiene su merienda pero no como la de los otros niños, tiene que aprenderlo, así como la posibilidad de que no haya nada en ese momento que ella pueda comer.  Sino qué pasará cuando de repente se encuentre en una reunión de amigos, cuando sea más mayor, y vea que no puede comer nada de lo  que hay.  No estará acostumbrada a sentirse diferente, querrá ser como los demás... 
Bueno, simplemente quiero intentar evitar esas situaciones en la adolescencia, epoca de mayor rebeldía.

NAVIDADES SIN GLUTEN

Se acercan las navidades, hoy al colegio de mi hija ha venido Papá Noel para dar regalos a todos los niños, actividad que se realiza desde A.M.P.A. (Asociación de padres y madres), y después de recoger el regalo cada niño tenía su bollo relleno de chocolate y zumo.  En el colegio hay varios niños celiacos.  Yo formo parte de la junta de AMPA y hay otra madre de otra niña celiaca que también está en la junta, es algo muy cómodo para nosotras porque sabemos de primera mano lo que van a comer nuestras hijas ya que lo llevamos nosotras mismas.  Por otro lado mañana hay chocolatada para almorzar en el colegio y de la misma manera nuestras hijas tendrán también su almuerzo sin gluten como el resto de los niños, procuramos que sea de una marca que no lleve gluten y si no, como el año pasado que llevé una caja de chocolate sin gluten.  Claro que tengo pedir el día de fiesta para poder estar allí.  Las niñas están felices de ver a sus madres repartiendo el almuerzo a todos los niños y nosotras estamos tranquilas porque sabemos lo que están comiendo.

domingo, 20 de diciembre de 2009

EL DIA A DIA

Para mí, quizá porque no he conocido otra forma de vida, el día a día es muy sencillo.  Siempre he tenido muy clara mi intolerancia, aunque de niña recuerdo que no me hacía mucha gracia, lo cierto es que de adulta no me lo planteo como un problema, yo soy así.  Y es más sencillo que otras enfermedades o alergias.
En casa el único problema que se nos plantea a mi marido y a mi, es que a mí nunca me falta el pan y en cambio a él le falta casi todos los días, nunca me acuerdo de comprarle el suyo y como se le olvide a él .... pues come del mío.

Con lo demás de verdad no es nada complicado, lo de las contaminaciones cruzadas lo tenemos muy en cuenta pero yo personalmente no lo llevo a extremos, mis analíticas anuales y las de mi hija salen perfectas con lo que no lo estaré haciendo tan mal.  Por ejemplo a la hora de cocer pasta, se ponen dos cazos y una cuchara de madera para cada uno, yo no tengo una cuchara de madera a parte las tengo todas juntas con lo que cojo cualquiera.  Este ejemplo lo pongo porque se de gente que la cuchara de madera como es porosa y puede tener contaminación cruzada la tienen totalmente separada.
Con respecto a este ejemplo mi pensamiento es el siguiente, qué porcentaje puede ir a parar a mi plato de una cuchara que otro día se ha utilizado para cocer pasta con gluten, que después ha sido lavada en el lavavajilla o a mano y luego se utiliza de nuevo para cocer pasta, esta vez sin gluten, es tan mínimo que yo no me lo planteo, como este hay otros ejemplos.  Os aseguro que tanto yo como mi hija estamos perfectamente, que los reconocimientos médicos son excelentes.

MI VIDA A GRANDES RASGOS

Soy celiaca desde que nací, aunque tardaron bastante en diagnosticarmelo, ya que era una época en la que poca gente había oído hablar de esta enfermedad incluso los facultativos, apróximadamente al año y medio de vida me diagnosticaron la enfermedad “Celiaca”.


Mi vida se ha desarrollado como la de cualquiera, si no fuese por las innumerables veces que he debido de explicar mi intolerancia al gluten a las muchas personas que me encontraba por el camino.

Me casé y para mi pareja y su familia no resultó ningún tipo de problema adaptarse a esta “intolerancia” desde el principio.

Ahora soy madre de dos niños.

A mi hija mayor, le diagnosticaron la celiaquía hace ya algún tiempo. Se adaptó rápidamente, sin olvidar que con 3 añitos les cuesta entender que no pueden comer de la misma bolsa de gominolas que el resto de los niños, pero se soluciona con “gominolas que no tiene que repartir con nadie” no hay mal que por bien no venga, jeje.

Con mi hijo pequeño tenemos la sospecha de que la desarrollará teniendo en cuenta que es genéticamente igual que su hermana.

Nuestras vidas transcurren con toda normalidad. Simplemente debemos prestarle atención a algunos parámetros de nuestra alimentación y ya está.